sábado, diciembre 18, 2010

12 PELÍCULAS RECOMENDADAS PARA ESTAS NAVIDADES


– ESPECIAL MENORES:

La Bella y la Bestia 3D (USA, 1991-2010). Directores: Gary Trousadale y Kirk Wise. Dibujos animados. Color – 88 min.
Reedición de un clásico de la factoría Disney, ahora en relieve, para el disfrute de grandes y chicos. Se trata de una inmortal historia de amor, ambientada en la Francia del siglo XVIII, que gustará más a los nostálgicos y a los niños fascinados por las tres dimensiones.

Las crónicas de Narnia 3D. La travesía del viajero del alba (GB-USA, 2010). Director: Michael Apted, con Ben Barnes, Tilda Swinton y Skandar Keynes. Color – 115 min.
Otra delicia para los seguidores de la saga de C. S. Lewis. Tras El león, la bruja y el armario y El príncipe Caspian, ahora se apuesta más por la espectacularidad de los efectos especiales también en 3D.

Gru, mi villano favorito (USA, 2010). Directores: Pierre Coffin, Chris Renaud y Sergio Pablos. Dibujos animados. Color – 95 min.
Estamos ante la primera producción del estudio Illumination Entertainment, realizada con ingenio creador. Desde que se estrenó este nuevo blockbuster, ya ha superado el millón y medio de espectadores.

Harry Potter y las reliquias de la muerte (Parte I) (GB-USA, 2010). Director: David Yates, con Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint. Color – 146 min.
La penúltima odisea del mago inglés y sus simpáticos amigos, ya crecidos, que cuenta con algunos de los escenarios más llamativos de la famosa saga. La esperada segunda parte del best-seller británico llegará el verano de 2011.

Megamind 3D (USA, 2010). Director: Tom McGrath. Dibujos animados. Color – 96 min.
La factoría DreamWorks vuelve a superarse con esta película en 3D, donde un villano –con voz de Will Ferrell– se convierte en el protagonista y derrota al héroe doblado por Brad Pitt. Se apuesta por el sentido del humor.

Los viajes de Gulliver 3D (USA, 2010). Director: Rob Letterman, con Jack Black, Emily Blunt y Jason Segel. Color – 120 min.
Nueva adaptación del clásico del siglo XVIII, original de Jonathan Swift, que asimismo sitúa al héroe de los liliputienses en la actualidad. Con efectos especiales en tres dimensiones, el célebre protagonista incluso toca la guitarra y canta un tema.


– OTROS FILMES PARA JÓVENES Y MAYORES:

Bruc. El desafío (España, 2010). Director: Daniel Benmayor, con Juan José Ballesta y Vincent Pérez. Color – 95 min.
La leyenda del tambor del Bruc ha sido resucitada en este western catalán. Perfectamente ambientado en nuestra Guerra del Francés y bellamente fotografiado en la sierra de Montserrat, gustará a los amantes de las historias nacionalistas y del cine de aventuras.

Copia certificada (Francia, 2010). Director: Abbas Kiarostami, con Juliette Binoche y William Shimell. Color – 106 min.
Primera película del maestro iraní Abbas Kiarostami rodada fuera de su país. Relata la singular relación entre un escritor inglés y una galerista francesa. Homenaje a un clásico de Rossellini, Te querré siempre (1954), y ambientado en los espléndidos escenarios de la Toscana, interesará más a los cinéfilos. Juliette Binoche ofrece un recital.

El discurso del rey (GB, 2010). Director: Tom Hooper, con Colin Firth, Helena Bonham-Carter y Geoffrey Rush. Color - 118 min.
Biografía del anterior monarca de Inglaterra, Jorge VI, que llegó al trono con una tartamudez que comprometía su figura. Espléndida película histórica -como es habitual en el cine británico-, que cuenta con una gran interpretación de Colin Firth como rey, seguro candidato al Oscar de Hollywood.

Entrelobos (España, 2010). Director: Gerardo Olivares, con Juan José Ballesta y Sancho Gracia. Color – 114 min.
Biografía de un niño cordobés que vivió entre lobos en pleno corazón de Sierra Morena. La historia arranca en 1954, y Gerardo Olivares –el debutante director– también saca gran partido de los escenarios naturales y de las fieras “domesticadas”.

Héroes (España, 2010). Director: Pau Freixas, con Ferran Rull, Eva Santolaria y Àlex Brendemühl. Color – 105 min.
Insólita película catalana, dentro de la digna línea comercial de Bruc, que evoca el verano de los años 80 desde el presente milenio. Con toques épicos y autobiográficos, es de un intento bastante logrado de cine familiar. Ha sido nominada a los Premios "Gaudí".

El último bailarín de Mao (Australia, 2009). Director: Peter Beresford, con Chi Cao y Bruce Greenwood. Color – 117 min.
Emotiva biografía del famoso bailarín Li Cunxin, actual director del Birmingham Royal Ballet, que abandonó la China de Mao para triunfar en Estados Unidos. Muestra, de forma crítica, el gran contraste entre el mundo comunista y la sociedad capitalista. Bello biopic, que rompe una lanza en favor de la libertad, gustará más a los amantes del teatro lírico.


¡Feliz Navidad y un Año 2011, con mejor cine!

jueves, noviembre 18, 2010

PRESENTACIÓN DE LA EXPOSICIÓN "LA MIRADA DEL SAMURAI: LOS DIBUJOS DE AKIRA KUROSAWA", EN BILBAO

Copyright HoriPro Inc.


El martes, día 16 de noviembre, tuvo lugar el acto inaugural de la anunciada exposición, que he comisariado en el nuevo museo de Alhóndiga Bilbao.
Este fue mi discurso de presentación


Inauguramos hoy, en este espléndido marco de Alhóndiga Bilbao, la exposición conmemorativa de los cien años del nacimiento de Akira Kurosawa (1910-1998). Bajo el título de La mirada del samurái: los dibujos de Akira Kurosawa, esta exposición es el evento más importante de la celebración del Año Kurosawa 2010, promovido por el Centre d’Investigacions Film-Història –que dirijo en la Universitat de Barcelona– y Casa Asia, con la valiosa colaboración de otras 26 instituciones que han desarrollado actividades en 12 ciudades del país. El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, aceptó la presidencia de honor.

La exposición introduce al público en la obra cinematográfica de un autor oriental clave en la historia de la cultura occidental del siglo XX. El nuevo Centro de Ocio y Cultura Alhóndiga Bilbao presenta los storyboards originales de Kurosawa por primera vez a nivel nacional. Así, los dibujos utilizados como referencia durante el rodaje encarnan el imaginario visual de sus seis últimos proyectos: Kagemusha, la sombra del guerrero (1980), Ran (1985), Los sueños de Akira Kurosawa (1990), Rapsodia en agosto (1991), Espera un poco (1993) y El mar que nos mira (2002), este último llevado a la pantalla por su coguionista, Kei Kumai. Junto a la presente muestra de dibujos del maestro Kurosawa, se celebrarán también conferencias –una a cargo de Isabel Coixet–, talleres, exhibición del vestuario de Ran (Oscar de Hollywood) y de 25 pósters de sus obras, así como proyección de filmes en la misma Alhóndiga Bilbao, como verán en el programa.
Pero, ¿cómo imaginaba Kurosawa sus películas? Esta gran exposición propone un acercamiento novedoso a su cine a través de un mundo de referencias pictóricas y literarias: de Hokusai a Van Gogh, de Shakespeare a Tolstoi. Se trata, por tanto, de una aproximación explicativa y didáctica del complejo proceso creativo de este director universal. Por último, también presentamos la influencia de Akira Kurosawa en las obras audiovisuales contemporáneas y posteriores a su preciada filmografía: de La guerra de las galaxias de George Lucas al Kill Bill I de Quentin Tarantino, pasando por Cuatro confesiones de Martin Ritt, Los siete magníficos de John Sturges o Por un puñado de dólares de Sergio Leone, remakes de Rashomon (1950), Los siete samuráis (1954) y El mercenario (1961), respectivamente.

120 dibujos originales –venidos especialmente desde Japón y reproducidos en un bello catálogo–, cuya exhibición ha sido posible por el esfuerzo de Alhóndiga Bilbao, la colaboración de HoriPro y el apoyo de Japan Foundation y Casa Asia, y el patrocinio de Infiniti. Dibujos realizados por el propio Kurosawa que son origen y síntesis constructiva de su obra cinematográfica: una partitura plástica que prefigura el rodaje de la imagen en movimiento, y que ahora ponemos al alcance y contemplación de los cinéfilos y del gran público nacional.


(Esta exposición especializada, y al mismo tiempo popular, tuvo gran acogida mediática en cadenas televisivas, radios y periódicos del país. AlhóndigaBilbao, Plaza Arriquibar, 4. Bilbao. De martes a domingo. Entrada: 3 €. Catálogo: 30 €. Estará abierta hasta el 30 de enero de 2011) .

lunes, noviembre 15, 2010

LOS "STORYBOARDS" DE KUROSAWA, EN BILBAO

(Kurosawa Production, bajo licencia exclusiva de HoriPro, Inc.)


Este año 2010 se conmemora el centenario del nacimiento de Akira Kurosawa (1910-1998). Con este motivo, se ha organizado en España una exposición titulada La mirada del samurái: los dibujos de Akira Kurosawa, en Alhóndiga Bilbao


Este nuevo Centro de Ocio y Cultura vasco quiere rendir homenaje al famoso cineasta japonés presentando una propuesta multidisciplinar, a través de la cual se dará a conocer todas las facetas artísticas de este gran referente del cine del siglo XX.
La exposición es una iniciativa del Centre d’Investigacions Film-Història (Universitat de Barcelona) –organizador del Año Kurosawa 2010– y de cultural affairs, con la colaboración de Casa Asia, HoriPro, Japan Foundation y el patrocinio de Infiniti y Ayuntamiento de Bilbao.
Denominado en su propio país “el Emperador” del cine japonés, Akira Kurosawa es el maestro que dio a conocer la cinematografía nipona en el mundo occidental. Nacido en Tokio, era descendiente de samuráis, estudió Bellas Artes en su ciudad natal y comenzó dedicándose a la pintura. En 1936 ingresó en los estudios cinematográficos Toho, donde comenzó a trabajar como guionista y más tarde ayudante de Kajiro Yamamoto. Debutó como realizador en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial.La crítica ha reconocido en él a un gran creador, de eminentes cualidades formales y honda temática existencial. Su obra posee, en efecto, profundidad filosófica, una sólida y original construcción dramático-expresiva y un estilo riguroso accesible también para públicos no orientales. Esa singular distinción estética hizo de Kurosawa durante muchos años una de las cumbres del cine de su país, incluso tras la aparición de la “nueva ola” japonesa.
ADMIRADOR DE VAN GOGH
Aunque tachado en ocasiones de sentimental y reaccionario a causa de ciertos rasgos nacionalistas, el maestro nipón supo realizar una síntesis ejemplar de elementos plásticos y escénicos del teatro Noh y Kabuki con otros psicológicos y sociales. Estos elementos se caracterizan por sus vigorosos y fuertes concepciones pictóricas, que también nos da una pista de su admiración por Vincent van Gogh, a quien dedicó un homenaje en un episodio de Los sueños.
Si en buena medida Akira Kurosawa llegó a ser más universalmente reconocido que otros directores clásicos japoneses –Kenji Mizoguchi, Hiroshi Inagaki, Kaneto Shindo, Masaki Kobayashi, Teinosuke Kinugasa, e incluso Yasujiro Ozu– fue entre otras cosas por su excelente conocimiento de la técnica cinematográfica, con gran dominio del sentido del ritmo, del montaje corto, de la expresividad del blanco y negro y del color y de la propia tradición teatral. Su obra ha influido tanto a jóvenes autores japoneses como a los cineastas americanos (John Sturges, Martin Ritt, Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Steven Spielberg, George Lucas) y europeos (Sergio Leone).
Su primera obra maestra, Rashomon (1950), que ganó el León de Oro del Festival de Venecia, tuvo un remake hollywoodiense en 1964 (Cuatro confesiones de Martin Ritt), supuso prácticamente la revelación de un gran cine japonés, al que hasta entonces se suponía sólo dedicado a historias de samuráis. Con Rashomon obtuvo también el Oscar de Hollywood a la Mejor Película Extranjera.
Llegarían después otros filmes que se hicieron populares en todo el mundo gracias a su genio creador: Los siete samuráis (1954), que volvió a ganar en Venecia y asimismo tuvo un remake norteamericano en 1960 –Los siete magníficos de John Sturges– igual que El mercenario (Yojimbo, 1961) lo tuvo con Por un puñado de dólares de Sergio Leone en 1964; Trono de sangre (1957), su adaptación de Macbeth; El infierno del odio (1963), que relata un drama urbano; y... Barbarroja (1965), interpretado por el gran Toshiro Mifune. Pero seguramente fue la magistral Vivir (Ikiru, 1952), soberbia meditación sobre la vida y la muerte, la que situó a Akira Kurosawa entre los grandes humanistas del cine (Chaplin, Orson Welles, Bergman, John Ford...). En esta obra, que en el referéndum de 1962 fue seleccionada entre las Diez Mejores de la Historia del Cine, apunta ya una visión desesperanzada de la condición humana, una postura existencial no trascendente que sin embargo reafirma el compromiso moral con los demás seres humanos.
El pesimismo que le atenazaba como autor acabaría conduciendo al maestro Kurosawa al callejón sin salida de Dodes’ka-den (1970), filme amargo cuya angustia comunica al espectador, o a un cierto panteísmo en el caso de Dersu Uzala (1975). En los últimos años de su vida, arruinado como productor, pareció haberse recuperado –también anímicamente– en una serie final de magistrales películas: Kagemusha. La sombra del guerrero (1980), producida por Francis F. Coppola y George Lucas –cuya Guerra de las galaxias (1977) está basada en La fortaleza escondida (1958), donde evocaba el Japón feudal del siglo XVI–; Ran (1985), su original adaptación de El Rey Lear shakespeariano; y el testamento cinematográfico que representa Los sueños de Akira Kurosawa (1990), coproducida por Steven Spielberg. En este prodigioso filme el maestro nipón acaso aceptó la Muerte como punto final, al tiempo que condenaba al Hombre por el Mal que había hecho al Mundo actual en nombre del Progreso. Por eso se aferró a la vida excluyendo otra clase de perpetuidad en la que no creía. Akira Kurosawa se movió, por tanto, dentro de una espiritualidad que combinaba el budismo zen con el sintoísmo. Aun así, antes de despedirse del cine, se abrió a cierta trascendencia al visionar la obra de otro maestro del Séptimo Arte, el iraní Abbas Kiarostami.
Por todo ello, con los especialistas Andrés Expósito, Carlos Giménez Soria y Jordi Puigdomènech, autores del libro Akira Kurosawa. La mirada del samurái (Madrid, Ediciones JC, 2010), editado también para ese evento, y el valioso asesoramiento de los historiadores James Goodwin y Aldo Tassone, tuvimos la feliz idea de organizar este Año conmemorativo sobre su entrañable figura, en el cual se han implicado 26 entidades y 12 ciudades españolas, con ciclos de conferencias y proyecciones de su filmografía. El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, aceptó la presidencia de honor. Actividades nacionales que tienen su eje en la exposición de los dibujos del maestro Kurosawa.
Es una muestra excepcional que reúne storyboards de sus últimas películas, carteles, vestuario, conferencias, talleres y proyecciones de algunas de sus mejores obras. Comienza su recorrido en Bilbao, siendo la primera sede que acoge esta exposición. Bellos storyboards preparativos de sus últimos filmes que funden la compleja iconografía zen con las vanguardias artísticas occidentales de principios del siglo XX que tanto admiraba: Van Gogh, Renoir, Cézanne, Chagall.
120 dibujos originales de Akira Kurosawa –venidos especialmente desde Japón–, que son origen y síntesis constructiva del cine de Kurosawa: una partitura plástica que prefigura el rodaje de la imagen en movimiento, y que ahora ponemos al alcance y contemplación de los cinéfilos y del gran público español.

(Publicado en ACADEMIA. Revista del Cine Español, núm. 173, diciembre 2010, pp. 78-79; y, algo más breve, en ABC cultural, 13-XI-2010, pp. 36-37).

lunes, noviembre 01, 2010

"100 DOCUMENTALES PARA EXPLICAR HISTORIA"


Acaba de aparecer en las librerías este nuevo libro de cine. Reproducimos la reseña aparecida en ABC y la crónica de su presentación en la Universitat Internacional de Catalunya (UIC)


MIRAR LA REALIDAD

Por Juan Ignacio García Garzón

La ficción y la mirada documental han marcado en latidos paralelos el pulso del cine casi desde que los Lumière patentaron su invento en 1894. Superada la mera sucesión de imágenes en movimiento, ambas vías comparten estrategias narrativas y las acomodan a sus propósitos, de tal marea que lo documentales vienen a ser aproximaciones creativas -y con frecuencia críticas- a la realidad.

Josep Maria Caparrós, Magí Crusells y Ricard Mamblona abordan cómo este género tan diverso y tan en auge explica la Historia, y trazan su historia a través de cien títulos significativos, sin ánimo de teorizar ni aspiraciones exhaustivas. Su objetivo es dar a conocer esta forma cinematográfica y sus principales autores, de ahí su estructura de catálogo cronológico enriquecido con reseñas y notas informativas.

El subtitulo del volumen, De Flaherty a Michael Moore, da cuenta de los amplios márgenes temporales en los que se mueve, dividido en dos grandes apartados, "Los grandes clásicos y películas modernas" e "Historia de España contemporánea". La limitación a un centenar de títulos explica algunas ausencias (Sokurov, Farocki, Depardon...), pero no es óbice para que este trabajo atractivo, documentado y bien organizado sea indispensable material de consulta para cinéfilos y estudiosos.

J. M. CAPARRÓS LERA, MAGÍ CRUSELLS y RICARD MAMBLONA: 100 documentales para explicar Historia. Alianza Ediorial, Madrid, 2010. 262 páginas, 18,50 euros ****

(Publicado en ABC Cultural, 30-X-2010, p. 20)



UN LLIBRE QUE FA JUSTÍCIA AL GÈNERE DOCUMENTAL

Per Jaume Figa

El professor de la Facultat de Ciències de la Comunicació i crític literari, Sergi Doria, va presentar ahir al Saló de Graus el llibre 100 documentales para explicar Historia. De Flaherty a Michael Moore, de Josep Maria Caparrós, Magí Crusells i Ricard Mamblona, aquest últim professor de la UIC.

En aquest llibre, publicat per Alianza Editorial, els autors seleccionen un centenar de documentals, gairebé tots obres mestres de la cinematografia i algunes autèntiques pel·lícules de culte, que permeten conèixer la història de les diverses cultures que coexisteixen al nostre món. Des dels inicis del documental als anys 20 fins a l'actualitat.

En la presentació, Doria va explicar que el documental és un gènere cada vegada més hegemònic: un gènere que està guanyant autoritat i que avui en dia és molt respectat. Doria va assegurar que 100 documentales para explicar Historia és un llibre pràctic i útil, tant per a professors, com per a historiadors o amants del Setè Art.

Així, en aquesta obra es troben peces de clàssics com Nanuk, el esquimal (1922), Berlín, sinfonía de una gran ciudad (1927) o El hombre de la cámara (1929); sense oblidar obres d’altres grans directors com John Grierson, Jean Vigo o Leni Riefenstahl; films de guerra com The Battle of Midway (1943) o Let There Be Light (1945); o pel·lícules que van marcar un estil cinematogràfic com Chronique d’un été (1961) o Titicut Follies (1967).

Josep Maria Caparrós, professor d'Història Contemporània i Cinema de la UB, ha aportat sobre tot els clàssics de l'obra; Magí Crusells, expert en cinema i Guerra Civil espanyola, quasi la trentena de ressenyes sobre cinema espanyol; i Ricard Mamblona, professor i director de cinema documental, aquells «tresors» que mereixen un lloc en la història del documental. Caparrós, Crusells i Mamblona: tres generacions diferents per explicar la història des de tres estils diferents que amenitzen la lectura.

Segons Doria, es tracta en definitiva d'un llibre que torna al gènere del documental el lloc que mereix
(http://www.newsuic/, 25-X-2010)

jueves, octubre 14, 2010

PELÍCULAS RECOMENDADAS (15)

Michael Douglas es también el protagonista de la segunda parte de Wall Street
(Oliver Stone, 1987)

Nuevo listado de filmes de estreno, que recomiendo para los buenos aficionados (por orden alfabético):

- ASTRO BOY
- BLOOD MONEY. EL VALOR DE UNA VIDA
- BRIGHT STAR
- GRU. MI VILLANO FAVORITO
- MIS TARDES CON MARGUERITTE
- ORIGEN
- TOY STORY 3
- LA ÚLTIMA CIMA
- VISIÓN
- VIVIR PARA SIEMPRE
- WALL STREET: EL DINERO NUNCA DUERME

sábado, septiembre 04, 2010

WOODY ALLEN, OTRA VEZ


El famoso cómico y director neoyorquino acaba de estrenar su nueva película, Conocerás al hombre de tus sueños (2010), una aparente comedia de enredo que acaba en tragedia. Otra vez se asoma sarcásticamente para analizar y moralizar sobre la condición humana


Ciertamente, Woody Allen insiste, una y otra vez, en los mismos temas. Algunos críticos han afirmado que su último filme sabe a déjà vu. Como todos los maestros del cine, se repite continuamente: parece que siempre está haciendo la misma película. Pero no es así.

El cineasta estadounidense indaga de nuevo sobre las razones por las que se mueven sentimentalmente muchos ciudadanos contemporáneos; esta vez enclavados en Londres –como en su anterior trilogía, ya comentada, tras su fallido paréntesis en Barcelona–, pero con mentalidad muy próxima al mundo de su anterior película (Si la cosa funciona), donde retrata con mayor tino a los intelectuales judíos de la Gran Manzana.

No sé si cuando Allen sale del microcosmos de Manhattan acierta. Pero lo que sí hace es bucear sobre las incertidumbres de la sociedad actual a través de diversos personajes familiares. Aquí su alter ego es Anthony Hopkins, un septuagenario como él, que se divorcia de su mujer y se casa con una joven e inculta prostituta. Asimismo, la hija de ambos (espléndida la ascendente Naomi Watts) se prenda de su jefe, el director de una galería de arte londinense que encarna Antonio Banderas, y se divorcia de su infiel marido, que se va con una vecina jovencita, para darle “calabazas” aquél con su amiga pintora. Al final, la madre –que se cree a una pitonisa y piensa que ha sido reencarnada– se casará de nuevo con un bibliófilo viudo. De ahí que un reconocido colega catalán resumiera la trama así: “De no existir previamente, Se infiel y no mires con quién sería el título adecuado para este catálogo de adulterios e infidelidades, donde nadie (y la fauna es, como siempre, nutrida) escapa del pecado”. (Jordi Batlle Caminal, “Deliciosamente ácida”, en La Vanguardia, 27-VIII-2010, p. 30).

En fin, todo un triste panorama humano lleva a Woody Allen a replantearse la vida con un tono moralizante, que se acentúa en la medida que se ha hecho mayor: 74 años. El propio gran creador norteamericano se defiende diciendo: “Se puede decir que me ha salido una película triste. Porque de todos los personajes, sólo son felices los que se engañan a sí mismos”.

Y continúa, sintetizando su voluntad de expresión con estos términos: “Se puede llegar a la conclusión de que nada tiene sentido, y que no vale la pena vivir. Como yo a veces. Pero si ahora me pone una pistola en el pecho –contestó a un crítico en la rueda de prensa del Festival de Cannes, donde presentó You will meet a tall dark stranger, título original de esta penúltima obra (pues acaba de rodar otra cinta en París)–, yo insistiría para que no apretara el gatillo. Queremos vivir, a pesar de todo. Por eso pienso, y así lo explica el filme, que son más felices los que creen en algo: los que piensan que la vida tiene sentido”.

Allen vuelve a las tres constantes de siempre: sexo-amor, muerte-Más allá y Dios. Y aunque está algo más comedido explícitamente en la primera, aborda la segunda con cierta frivolidad, e insiste en la tercera, que parece ser su preocupación a medida que se acerca su futuro deceso. Veamos, si no, estas declaraciones: “Una vez tuve una larga charla sobre espiritualidad con uno de los grandes predicadores de mi país y al final me dijo: “Woody, aunque no fuera cierto, yo seguiría creyendo lo mismo porque soy más feliz”. Y decía al periodista: “Y ¿sabe qué? Creo que tenía razón. Son más felices los que creen en algo, en Dios, en los alimentos macrobióticos o en las enseñanzas del new age, a las que tan aficionados son en Estados Unidos”. Y en otra reciente entrevista, declaró:

“Yo me enfrento al misterio de la vida de forma extraña. Lo paso muy mal, y lo digo en serio. Sufro mucho, tengo mucha ansiedad y miedo y estoy realmente confuso. Y combato todo esto lo mejor que puedo; por eso trabajo mucho. Me ayuda y me distrae de los problemas reales. Cuando trabajo, mis problemas se centran en los actores, el guión, el vestuario... problemas más bien fútiles que, si no funcionan, tampoco sucede nada catastrófico. Cuando estoy en mi casa, pienso: ¡Dios mío, la vida es corta, terrible y triste y yo soy viejo!”.

Conocerás al hombre de tus sueños está brillantemente realizada. Se nota que hay un maestro tras la cámara: apenas se observa el tomavistas, los primeros planos y las miradas son claves en la narración y, sobre todo, la dirección de actores es excelente: un reparto coral, con montaje alternante, que capta al espectador. No obstante, el relato no entusiasma; logra interesar pero no arrastra, y tampoco está exento de cierta frialdad. Como si Allen no estuviera demasiado de acuerdo con la postura de cada cual. Eso me evoca una de sus frases humorísticas, que reproducía en mi libro Woody Allen, barcelonés accidental. Solo detrás de la cámara (2008): “Hoy en día, la fidelidad sólo se ve en los equipos de sonido”.

Por tanto, el tema de la infidelidad matrimonial aparece constantemente en esta película, como en algunas anteriores producciones. Recordemos que él mismo ha tenido cinco mujeres: tres esposas y dos parejas, sus antiguas "musas" y actrices Diane Keaton y Mia Farrow. En la antes citada entrevista, este viejo maestro del Séptimo Arte manifestaría con toda sinceridad su postura existencial:

“Es duro envejecer. Nadie quiere admitir que ya no es joven, pero el peligro es llegar a perder la cabeza por ello, el equilibrio mental. El ego masculino puede cegar y, literalmente, llegar al extremo de lo que le sucede a Alfie (Anthony Hopkins). El cree que por cambiar de mujer, comprarse un coche deportivo y practicar deporte va a evitar lo inevitable. Lamentablemente, no es así. Pero hay que admitirlo: envejecer es terrible. No encuentro ninguna ventaja. No te vuelves más listo, ni más sabio ni más amable. No sucede nada bueno. La espalda te duele más, tienes más indigestiones, pierdes vista y oído...”. Y concluye:

“Vamos por la vida de forma frenética y caótica, corriendo y chocándonos los unos contra los otros con nuestras aspiraciones y ambiciones, haciéndonos daño y cometiendo errores. En cien años ya no quedará nadie que nos haya conocido y todos los problemas, las crisis económicas, los adulterios y demás, no tendrán importancia. Eso: todo es furia y ruido y, al final, no significa nada. Mi filosofía de la vida es trágica y gris”. (Cfr. Cristina Carrillo, “La única forma de ser feliz es negar la realidad” (Entrevista con Woody Allen), en Magazine de ABC, núm. 1190, 15-VIII-2010, pp. 16-23).

En este sentido, cita la célebre frase de William Skakespeare con la que abre el filme en voz en off, y que completa dice: “La vida no es más que una sombra en marcha; un mal actor que se pavonea y se agita una hora en el escenario y después no vuelve a saberse de él: es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, que no significa nada”. (Macbeth, acto V, escena V). Una obra del año 1606, de este gran maestro de la Literatura renacentista, que su discípulo Allen evoca ahora en una tragedia contemporánea, la cual entronca “con el clasicismo más puro –en palabras del referido Batlle Caminal– y la delicada escena de la joyería con Banderas y Watts, por ejemplo, podría pertenecer a una comedia sofisticada de George Cukor o Preston Sturges”.

Estamos, en definitiva, ante una obra cinematográfica un tanto menor, con diálogos y momentos muy inspirados, pero que no alcanza la singular genialidad artística de la que antaño hiciera gala Woody Allen.

domingo, agosto 01, 2010

DOS ESPLÉNDIDOS DOCUMENTALES: "MARÍA Y YO" y "LA ÚLTIMA CIMA"



Este verano se han estrenado otros documentales excelentes, realizados por cineastas españoles, que valen la pena visionar


En efecto, el dibujante Miguel Gallardo y su hija María, de 12 años, son los protagonistas de una película de no ficción que ha centrado el interés del gran público: María y yo (2010), de Félix Fernández de Castro.
Miguel Gallardo es un reconocido dibujante e ilustrador barcelonés –Premi Nacional del Còmic de la Generalitat–, creador de “Makoki”, personaje de un cómic underground de los ochenta, que ha saltado al arte de las imágenes en movimiento con esta biografía de su hija, autista.
Combinando los dibujos y viñetas con el relato documental, Fernández de Castro ha puesto en escena una gran historieta autobiográfica –como si de un tebeo se tratara–, aprovechando la semana de vacaciones que pasó Gallardo con su hija, en Canarias. Esa aproximación humana al mundo del autismo y el cariño familiar resultan impresionantes, hasta incidir hondamente en el ánimo del espectador.
Como escribió el crítico Lluís Bonet Mojica –que califica a María y yo como sencilla, compleja y brillante–, “la película transmite optimismo, amor y el mensaje de que la esperanza puede ser una realidad en sí misma. Una realidad construida en estos cuadernos de Miguel Gallardo donde los dibujos se transforman en un alentador diario visual (...). Pocas veces la vida, el cine y los sentimientos se habían expresado con tan arrebatadora espontaneidad. Y con tanto sentido del humor/amor. Dos términos aquí nada antitéticos. No se pierdan –termina este gran colega de La Vanguardia– tan maravilloso diario sobre realidades hasta hoy sólo imaginadas” (16-VII-2010).
Únicamente hay que oír hablar a la madre, May Suárez, y ver el cariño y paciencia del padre, para comprender la felicidad de Marieta Gallardo dentro de ese mundo autista al que ahora podemos acercarnos gracias al género documental.

Por otra parte, el cineasta Juan Manuel Cotelo (Madrid, 1966), que debutó en 1998 con El sudor de los ruiseñores, también nos ha dado otra lección por medio de un relato biográfico, que da un salto aún más trascendente. Narra la trayectoria del sacerdote Pablo Domínguez, que murió a los 42 años escalando el Moncayo.
Pero no piense el lector-futuro espectador de La última cima (2010) que se trata de una película carca, sino del sencillo testimonio de una vida entregada a los demás. Como dice el realizador madrileño -a quien conocí cuando trabajada en EditMedia-, “Pablo era un cura listo, guapo y simpático que tuteaba a Dios”. Personalmente, lo pude comprobar cuando me sorprendió con una de sus famosas pláticas al entrar en una iglesia de Barcelona.
De Pablo Domínguez hablan sus amigos, familiares y almas a las que dirigía espiritualmente, e incluso varios obispos, a lo largo del documental. Una película excelente y nada ambiciosa, que presenta el propio Cotelo dirigiéndose al espectador. Además, se combinan esos testimonios con declaraciones en plena calle de distintas personas entrevistadas sobre el sacerdocio hoy.
El doctor Domínguez fue decano de la Facultad de Teología de San Dámaso y ha dejado huella en muchas almas, que reconocen ante la cámara su heroísmo en lo cotidiano, su gran generosidad y su amor a la libertad.
Por eso, La última cima se ha transformado en un fenómeno mediático, como ha reconocido la misma Academia del Cine Español. También lo pude comprobar cuando visioné este muy recomendable documental, al que cada día acude numeroso público a quien se le saltan las lágrimas como me ocurrió a mí.

Sin duda, ver María y yo y La última cima nos harán reflexionar sobre el sentido de la vida, su valor y el Más allá, y saldremos mejores del cine.

sábado, julio 03, 2010

PELÍCULAS RECOMENDADAS PARA ESTE VERANO'10


ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS (USA, 2009), de Tim Burton, con Mia Masikowska, Johnny Depp y Helena Bonham-Carter. Color - 110 minutos.
La famosa novela de Lewis Carroll, llevada de nuevo a la pantalla por la factoría Disney, pero bajo la dirección vanguardista del siempre innovador Tim Burton. La película conecta con la imaginería infantil y puede gustar también al público adulto que se deje arrastrar por el onírico relato.

AVATAR (USA, 2009), de James Cameron, con Sam Worthington, Zoe Saldana y Sigourney Weaver. Color – 164 minutos.
Uno de los grandes éxitos taquilleros de la nueva revolución tecnológica que supone el cine en tres dimensiones. Aunque el espectáculo tiene más garra en ese sistema, interesará especialmente a los amantes del género fantástico y de ciencia-ficción, o al gran público que no sea demasiado exigente con su tópico contenido ecologista y de New Age. El 3D puede ser el futuro del Séptimo Arte.

CINCO MINUTOS DE GLORIA (GB-Irlanda, 2009), de Oliver Hirschbiegel, con Liam Neesson y James Nesbitt. Color - 90 minutos.
Nueva película sobre el conflicto político nord-irlandés, pero ahora visto desde el punto de la Fuerza de Voluntarios del Ulster. Treinta años después de un asesinato a sangre fría en venganza de los extremistas protestantes contra el IRA, verdugo y víctima se van a enfrentar a través de un reality show. Es un filme pacificador, que gustará primordialmente a los interesados por tal tragedia nacionalista.

EL CONCIERTO (Francia-Italia-Rumanía-Bélgica, 2009), de Radu Mihaileanu, con Aleksei Guskov y Mélanie Laurent. Color - 119 minutos.
Original parodia del comunismo ruso, realizada por uno de los cabezas de fila del nuevo cine rumano, que posee abundantes dosis de humor del absurdo y toques surrealistas. Se trata de una comedia melodramática, bastante emotiva y optimista, asimismo dirigida a los amantes de la música clásica.

EN TIERRA HOSTIL (USA, 2009), de Kathlyn Bigelow, con Guy Pierce y Ralph Fiennes. Color - 122 minutos.
Impresionante y dura película denunciatoria de la Guerra en Oriente Próximo, que narra la vida cotidiana de una brigada estadounidense encargada de la desactivación de bombas en zonas de combate. Se llevó los principales Oscar de 2009, entre ellos el de Mejor dirección: Kathlyn Bigelow es la primera mujer que gana la preciada estatuilla de Hollywood como realizadora.

EL ERIZO (Francia, 2009), de Mona Achache, con Josiane Balasko, Garance Le Guillermic y Togo Igawa. Color – 95 minutos.
Se trata de la puesta en imágenes de un best-seller galo, La elegancia del erizo, de Muriel Barbery. Perfectamente interpretada por la veterana Josiane Belasco, es una película llena de sensibilidad y valores humanos, que ha batido el record de taquilla en Francia. Puede servir para debates de cine-forum.

EL ESCRITOR (GB-Alemania-Francia, 2010), de Roman Polanski, con Ewan McGregor, Kim Cattrall y Pierce Brosnan. Color - 130 minutos.
Magistral película del discutido Roman Polanski –que terminó el montaje desde la prisión suiza–, que traslada a la pantalla la novela de Robert Harris, The Ghost Writer, con gran precisión fílmica. Gustará especialmente a los amantes del género thriller, así como a los interesados por los temas políticos de actualidad.

GREEN ZONE. DISTRITO PROTEGIDO (USA, 2009), de Peter Greengrass, con Matt Damon, Greg Kinnear y Brendan Gleeson. Color - 118 minutos.
Tras la trilogía de Bourne, director y protagonista vuelven a unirse para dar a luz otro digno filme comercial. Con un ritmo trepidante, pone el dedo en la llaga de la reciente Guerra de Irak. Película políticamente comprometida, está en la línea de la "oscarizada" En tierra hostil, pero resulta menos dura.

INVICTUS (USA, 2009), de Clint Eastwood, con Morgan Freeman y Matt Damon. Color - 123 minutos.
El veterano Eastwood vuelve a demostrar que sigue en forma como director. Después de Gran Torino, con la que se despidió del cine como actor, nos vuelve a sorprender con un famoso episodio de la presidencia de Nelson Mandela, cuando en el Mundial de Rugby de 1995 Sudáfrica consiguió la copa del mundo. Gustará mucho a los aficionados a este deporte. Posee también grandes valores humanos.

KATYN (Polonia, 2007), de Andrzej Wajda, con Artur Zmijewski y Maja Ostaszewska. Color – 118 minutos.
Con dos años de retraso ha llegado la última realización del maestro Wajda, que denuncia la tristemente célebre matanza de los bosques de Katyn, atribuida a los nazis y cometida por la URSS durante la II Guerra Mundial. Es un testimonio estremecedor; pues el padre del realizador fue uno de los oficiales asesinados.

EL PEQUEÑO NICOLÁS (Francia, 2009), de Laurent Tirard, con Kad Merad, Valérie Lemercier y Sandrine Kiberlain. Color - 93 minutos.
Basado en la obra de René Goscinny y Jean-Jacques Sempé, narra las travesuras del niño Nicolás y sus amigos, junto a otras historietas secundarias. Muy bien interpretada, es un filme amable y divertido, dirigido al público infantil pero que también gustará a los mayores.

martes, junio 22, 2010

"LA BOMBA DEL LICEU", OTRO DOCUMENTAL HISTÓRICO DE VALÍA


Este documental catalán se mantiene con éxito cartel. Debido a su interés histórico y artístico lo comentamos a continuación


Barcelona, finales de siglo XIX-principios del XXI. El 7 de noviembre de 1893, el anarquista Santiago Salvador lanza dos bombas a la platea del Gran Teatre del Liceu, durante el segundo acto de Guglielmo Tell, de Rossini. Pero sólo explota una, y mueren 20 personas, entre los numerosos heridos. Poco más de un siglo después de este célebre atentado, diversos especialistas reflexionan sobre aquel histórico suceso; al igual que los alumnos de un instituto situado en la misma plaza en que se hacían ejecuciones públicas. Asimismo, se conecta el atentado de 1893 con la ocupación del Liceu por parte de colectivos antisistema, el 25 de noviembre de 2005, en la inauguración de la temporada con otra ópera de Rossini: Semiramide.

Se trata de un nuevo documental del cineasta catalán Carles Balagué (Barcelona, 1949), reconocido ensayista (autor de libros como François Truffaut, Las mejores películas del cine negro, Películas clave del cine musical), crítico en la revista Dirigido y empresario-programador de los cines Méliès, que se dedica también a la realización desde el año 1977. Tras debutar con sendos cortometrajes cinéfilos, Lliçó accelerada de cinema y La tragèdia quotiniada d’un acomodador de cinema que un dia va descubrir la cinefília, pronto se transformaría en productor, guionista y director de sus propios largos argumentales: Denver (1980), Viva la Pepa (1981), Adela (1982), El amor es extraño (1988), Las apariencias engañan (1991), Mal de amores (1992) y Asunto interno (1995). Y en este siglo, cambiaría de rumbo, realizando cuatro filmes documentales: La Casita Blanca. La ciudad oculta (2002), De Madrid a la Luna (2006), Arropiero, el vagabundo de la muerte (2008) y la presente película de no ficción.

Estamos, por tanto, ante un autor prolífico y comprometido, que ahora ha recuperado la memoria histórica de una ciudad y de la sociedad barcelonesa con notable ingenio creador. Aunque obviamente carece de imágenes de ese atentado –pues el Cinematógrafo aún no había nacido–, combina las entrevistas, con fotografías y documentales de la Barcelona de aquellos años, e incluye la evocación que hiciera de la bomba del Liceu el cineasta José Luis Sáenz de Heredia, en Mariona Rebull (1947), una película basada en la famosa novela de Ignacio Agustí sobre una típica familia catalana: los Rius.

Sin embargo, veamos cuál es la voluntad de expresión de Carles Balagué, según sus declaraciones a Bernat Salvà dos días antes del estreno (que traduzco del catalán): "Es muy difícil ubicar dentro de un mismo espacio dos clases en lucha en aquel momento, como era la burguesía ilustrada, esclavista, que había hecho dineros en las colonias, y un proletariado maltratado, que vivía en unas condiciones de vida muy adversas. Estamos en 1893, en aquel momento se está produciendo un cierto movimiento por parte del proletariado, y el anarquismo tiene mucho predicamento. Es muy difícil explicar lo que es ahora Barcelona sin referirse a la bomba del Liceu. Además del componente de lucha de clases, (el anarquismo) también se enraizó en Barcelona porque existe un rechazo a la disciplina de los partidos. Esta rauxa que tienen los catalanes, este individualismo tan marcado, nos acerca al anarquismo. El individualismo del catalán, que siempre quiere ir por libre, hace que el anarquismo le vaya como un guante". (Cfr. Entrevista a Carles Balagué, en Avui, 10-III-2010, p. 36).

La bomba del Liceu me ha interesado por el agudo retrato que ofrece de una ciudad y de la evolución de la sociedad barcelonesa en este último siglo. Todo ello, a través de las reveladoras manifestaciones de una acertada selección de expertos, que analiza las mentalidades de aquella convulsa época. Los lúcidos comentarios del novelista Eduardo Mendoza, del crítico de ópera Roger Alier –compañero en la Universitat de Barcelona–, del periodista Fernando González Ledesma o del cronista de la Ciudad Condal Lluís Permanyer, por no citar más, ofrecen testimonios de gran valor histórico y obligan a la reflexión crítica del espectador.

Por otra parte, Carles Balagué revisa muy bien, sin retóricas de ningún tipo, la tensión social y los diversos episodios que llevaron a que Barcelona se conociera con el sobrenombre de Ciutat de les Bombes, porque también se cuenta el caso de Joan Rull –un confidente anarquista, que cobraba del Gobernador Civil un sueldo por descubrir quién ponía las bombas, ¡y resultaba que las ponía él!–; al mismo tiempo que evidencia la fascinación que aún provoca la capital catalana a la gente de fuera. O cómo aquella histórica plaza -hoy denominada Folch i Torres- y la ejecución de Santiago Salvador inspiró el famoso cuadro de Ramon Casas.

Con todo, todavía más interesante resulta el debate de los alumnos inmigrantes del instituto situado en ese mismo lugar, que discuten con vehemencia y libertad sobre ese hecho. Como reconoce el mismo Balagué, esta secuencia está directamente inspirada en la película francesa La clase (Laurent Cantet, 2008), pero con las características propias del entorno del Raval barcelonés.

Asimismo, el cineasta catalán conecta el atentado del año 1893 con la ocupación del Liceu del 2005 por parte de un grupo de okupas de Barcelona, que se presentaron con el objetivo de protestar contra la especulación urbanística del distrito de Ciutat Vella. Carles Balagué lo sintetiza así en la citada entrevista: "Es un referente de lo que significa el Liceu para la ciudad: el Liceu siempre será la catedral de la burguesía, su espacio. El Liceu tiene una memoria que es la memoria de la burguesía de Barcelona".

Por último, también resultan reveladoras las reflexiones sobre la pena de muerte que hacen los alumnos del referido instituto Milà i Fontanals, o la defensa de un chico acerca del lanzamiento de la bomba; al igual que el enfrentamiento entre el discurso oficialista del Liceu y la gente que explica anécdotas sobre amantes y otros relatos significativos, como el espectáculo de las ejecuciones públicas a garrote vil, o el texto del diario del conserje –un libro de actas–, que se lee al final: “la casa no sufrió desperfecto alguno”.

Sin duda, si alguien quiere saber más sobre la sociedad barcelonesa de este período modernista, La bomba del Liceu le aportará datos históricos de enorme interés.

sábado, mayo 29, 2010

"LOURDES", EXCELENTE DOCUMENTAL FICCIONADO


Coincidiendo con el inicio del centenario de “L´Hospitalitat de la Mare de Déu de Lourdes de Barcelona, Sant Feliu de Llobregat i Terrassa”, se ha estrenado en España un documental ficcionado sobre el famoso Santuario francés, que el año 2008 celebró su 150 aniversario.



Se trata de un importante filme testimonial, que retrata el ambiente de Lourdes con enorme respeto, desde la laicidad y evitando todo atisbo de beatería o desmitificación religiosa. Me explicaré brevemente, también con las declaraciones de su realizadora, la cineasta austriaca Jessica Hausner (Viena, 1972).

El relato está centrado en una peregrinación y protagonizado por una joven enferma de esclerosis, postrada en una silla de ruedas, que parece resignada a su suerte y se observa desde fuera. Viaja con una expedición que encabeza una abnegada guía, asistida por jóvenes enfermeras y los familiares y las cuidadoras de los pacientes. Asimismo, todos conviven con los sacrificados miembros de la Orden de Malta, algunos un tanto escépticos, pero atentos a flirtear con las bellas enfermeras. También la presencia de un sacerdote que viaja con el grupo y los funcionarios del Santuario forman parte de esta narración coral.

Hasta aquí, no parece pasar nada; es simplemente la vida cotidiana de Lourdes, con el ir y llegar de los peregrinos, los oficios religiosos, las visitas a la gruta donde se apareció la Virgen a Bernadette Soubirous, la procesión de las antorchas, los baños en la piscina, etc. Pero, una noche, la protagonista –Christine (que encarna la actriz Sylvie Testud de forma natural y muy creíble)– se levanta de su lecho y deja la silla de ruedas ante el asombro de todos. Entonces, con la ayuda del sacerdote, empieza el examen de los médicos para testificar y validar el posible milagro.

Con cierto tono de ambigüedad, debido a su final abierto, la película profundiza en la psicología de las personas, en las reacciones de la joven sanada y de los otros pacientes y acompañantes, que se alegran y sienten envidia a la vez –¿por qué ella y no yo?–, o la anciana cuidadora que advierte que se convertirá en una inútil si la enferma ya no requiere su servicio. Todo esto está apuntado en la película y refleja muy bien la condición humana. Pero veamos cómo valora este film un crítico exigente:

“La guionista y directora austriaca Jessica Hausner cuenta la historia sin aspavientos ni histerismos, con claro respeto al hecho religioso –llama la atención la pausa casi reverencial con que se detiene en ceremonias como la bendición con el Santísimo y la procesión de antorchas, o en las visitas a la gruta–, y sin intención de persuadir o imponer un punto de vista acerca de lo que el espectador ve. Aunque abierta a múltiples lecturas, presenta en pantalla con naturalidad el presunto milagro. Y éste obliga a las preguntas habituales –cuya respuesta desde la fe no consuelan del todo–, acerca del sentido del dolor, del modo en que unos sufren y otros sanan, en lo que se diría capricho de Dios; no se entiende la lógica divina, el modo en que 'reparte' lo que toca a cada ser humano, su estruendoso silencio; e incluso el escándalo que sigue al milagro, las reacciones encontradas de los testigos, de alegrarse pero no del todo. La felicidad perfecta no existe, es una idea recurrente del film. Uno puede experimentar bienestar, pero resulta imposible afirmar cuánto durará aquello, si tras acabar una prueba no estará aguardando otra a la vuelta de la esquina”. (José María Aresté, “Milagro”, en DeCine21).

Rodada en escenarios naturales –con la autorización del obispo de Lourdes y Tarbes, Mons. Perrier–, esta pequeña joya cinematográfica opta por el realismo, y propone al aficionado a este tipo de temas un acercamiento al misterio. Al mismo tiempo, el film huye de las fáciles exaltaciones milagreras y también del laicismo imperante. La misma directora ofreció estas valiosas reflexiones sobre su intencionalidad y voluntad de expresión:

“Ante todo, yo tenía la idea de hacer una película sobre un milagro. Los milagros representan una paradoja, una fisura en la lógica que nos conduce hacia la muerte. Esperar un milagro es en cierto modo la esperanza de que todo va a terminar bien y de que hay alguien que vela por nosotros. He investigado mucho para encontrar el marco adecuado para contar la historia de un milagro y me he fijado en un caso concreto de Lourdes porque yo quería destacar el hecho de que los peregrinos se dirigen allí con la esperanza de vivir un milagro. Se podría pensar que un milagro siempre es positivo: supone la repentina curación de una persona paralizada. Sin embargo, durante mi búsqueda de historias de curaciones, he comprobado que las personas curadas han experimentado una recaída: el milagro no ha durado. Y en ello se encuentra un paralelismo con el lado arbitrario de la vida: algunas cosas nos parecen maravillosas, incluso milagrosas, y luego se convierten en horribles o simplemente triviales”.

Y concluye así su discurso Jessica Hausner: “Mantuvimos varias conversaciones con monseñor Perrier acerca de cómo representar Lourdes. También hablamos de milagros con algunos teóricos. Lo más interesante es que los propios dignatarios católicos son conscientes de la ambivalencia del milagro. Nosotros nos planteamos todas estas preguntas y la Iglesia debería aportar una respuesta. La cuestión del sentido de la vida está en el centro de mi película, pero también lo está en el centro de las reflexiones de la Iglesia”.

Me parece una postura honesta la acometida por la cineasta austriaca. Honrada en sus planteamientos y rigurosa en su sugerente puesta en escena. Con imágenes austeras, se podría decir que a la película no sobra ni falta un plano. Delicado y lleno de connotaciones, este excelente documental ficcionado refleja la idea de que no se puede encontrar una solución. La respuesta acaso está en el Más Allá.

Lourdes recibió el primer premio del Festival de Cine Europeo de Sevilla 2009 y fue galardonada como la Mejor película en el Festival Internacional de Cine de Viena. Y su gran protagonista, Sylvie Testud, no ha ganado el Oscar de Hollywood como hiciera su precedente –Jennifer Jones, la intérprete de La canción de Bernardette (1943), de Henry King–, pero posiblemente como aquélla pasará a la historia del cine mundial.

sábado, mayo 01, 2010

LA MEMORIA DE LA VIOLENCIA: "CINCO MINUTOS DE GLORIA"


Prácticamente, coincidiendo con el tercer coche-bomba del llamado IRA de la Continuidad que estalla en Irlanda del Norte, y a sólo tres semanas de las elecciones generales británicas, se ha estrenado una nueva película sobre las consecuencias de la violencia en el Ulster


Se trata de Cinco minutos de gloria (2009), de Oliver Hirschbiegel, el director de El hundimiento (2004). Si en este filme acerca de los últimos días de Hitler fue polemizado por su retrato un tanto atractivo del Führer, con la presente obra sólo ha recibido parabienes. Porque, ante todo, Five minutes of Heaven es una cinta honesta, que busca la reconciliación y el arrepentimiento, aunque no el olvido.

Lurgan (Irlanda del Norte), 1975. La legitimista Fuerza de Voluntarios del Ulster (UVF) exige la venganza contra los militantes del IRA. Un líder protestante, Alistair Little, de 16 años, pretende obtener su “bautismo de sangre” matando a un joven obrero católico, que no pertenece al hoy escindido e histórico grupo nacionalista. (Cfr. mi libro La cuestión irlandesa y el IRA: una vision a través del cine, Valladolid: Fancy, 2003). El asesinato lo presenciará su hermano, un niño de once años, que conservará el afán de venganza. 30 años después, cuando ya ha salido de la cárcel el arrepentido Alistair –ahora un profesional importante–, un “reality show” intentará enfrentar a los dos en un programa dedicado a la reconciliación y el perdón. Con todo, el desarrollo de la trama queda en el tintero para el futuro espectador.

Estamos ante una película conmovedora y sobria a la vez. Sin concesiones de ningún tipo, el cineasta germano –que, por extranjero, logra un mayor distanciamiento– acomete con enorme seriedad un tema que posee visos muy universales. Personalmente, pensé que deberían ver este filme los terroristas de cualquier organización, y reflexionar sobre las consecuencias humanas de tan deleznable acción, que no puede justificarse por convicciones ideológicas.

Oliver Hirschbiegel (Hamburgo, 1957) huye del planteamiento político en esta cinta. Con un guión de Guy Hibbert, basado en un hecho real, la película especula qué hubiera pasado en un “cara a cara” entre el traumatizado asesino y el “marcado” hermano de la víctima, muchos años más tarde. Interesado el director alemán por esa trama, Hirschbiegel manifestaría: “Lo que más me fascinó fue el hecho de que esa historia no sólo habla de la violencia, algo que se ve habitualmente en las películas, sino del legado de esa violencia, lo que pasa después, qué le hace a la gente, a la víctimas, a los familiares de las víctimas”. Y esas víctimas no son únicamente los muertos, sino también los propios asesinos.

Clave en este duelo es el recital interpretativo de los actores protagonistas: Liam Neeson y James Nesbitt. El sobrio Neeson –que en 1996 ya encarnó al político y líder del IRA Michael Collins– está excelente como el terrorista arrepentido; y el a veces histriónico Nesbitt, como el hermano-testigo, Joe Griffen, expresa asimismo con convicción su estado anímico.

Perfectamente ambientada, Cinco minutos de gloria ha sido también calificada como una película moral. Veamos, si no, lo que escribió el nuevo crítico de La Vanguardia, Salvador Llopart, sobre su voluntad de expresión: “El director sabe que los actos tienen consecuencias y los hombres, memoria. Sabe que la violencia nunca es gratuita, y además tiene la perspicacia de situar esa violencia en su momento y en su lugar, cuando los héroes de ayer pueden ser las víctimas de hoy. Sabe, en definitiva, que la venganza es un plato que se sirve frío o caliente, no importa, pero que al final acaba por atragantarse. A todos”.

El nuevo filme de Oliver Hirschbiegel es una obra notable, que provocará la reflexión crítica del espectador.


sábado, abril 24, 2010

PELÍCULAS RECOMENDADAS (14)


Nuevo listado de filmes de estreno, dirigidos a un público amplio, que vale la pena ver. Como siempre, se incluyen por orden alfabético:


- ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
- AVATAR
- LA BOMBA DEL LICEU
- CINCO MINUTOS DE GLORIA
- EL CONCIERTO
- EN TIERRA HOSTIL
- EL ERIZO
- EL ESCRITOR
- FANTÁSTICO SR. FOX
- GARBO. EL ESPÍA
- GREEN ZONE. DISTRITO PROTEGIDO
- INVICTUS
- LOURDES
- EL SOLISTA

sábado, marzo 27, 2010

AÑO KUROSAWA 2010



Este año se celebra el centenario del nacimiento de Akira Kurosawa (1910-1998) y para conmemorarlo 26 instituciones culturales han sumado sus esfuerzos en la organización del Año Kurosawa en 12 ciudades españolas


El objetivo de la celebración del Año Kurosawa es impulsar un conjunto de actividades que potencie el estudio, la difusión y el conocimiento en España de la obra de este importante creador japonés. Por ello el evento reúne varias actividades como exposiciones, seminarios, publicaciones, conferencias y ciclos para la programación de su filmografía.

El Año Kurosawa es una iniciativa conjunta de la Universidad de Barcelona (UB), a través del Centre d'Investigacions Film-Història -un grupo de investigación y laboratorio de cine del Departamento de Historia Contemporánea de la UB que dirijo-, Casa Asia y Cultural Affairs. Su realización ha sido posible gracias a la colaboración con diversas entidades del país, como Fundación Japón-Madrid, Centro Cultural Alhóndiga Bilbao, Filmoteca Española, Filmoteca de Catalunya, Filmoteca del Instituto Valenciano de Cinematografia, Filmoteca Asturiana, Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI), Festival de Cines del Sur de Granada, Festival de Cine Europeo de Sevilla, Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, Seminario de Estudios Asiáticos de la Universidad de Granada, Centro Cultural Hispano-Japonés de la Universidad de Salamanca, Centro Social Universitario de la Universidad de Murcia, Universitat Internacional de Catalunya (UIC), Universidad Complutense de Madrid, Universidad Católica de San Antonio de Murcia (UCAM), Biblioteca Pública Casa de las Conchas de Salamanca, Fundación Instituto de Japonología, Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC), Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), Conservatori del Liceu de Barcelona y el inestimable apoyo del Ministerio de Educación, cuyo ministro Ángel Gabilondo se ha dignado aceptar la presencia de honor.

Distinguido en su propio país como el "Emperador" del cine japonés, Akira Kurosawa es el maestro que dio a conocer la cinematografía nipona al mundo occidental. Nacido en Tokio y descendiente directo de samuráis, estudió Bellas Artes en su ciudad natal y durante varios años la pintura fue su principal actividad creativa. En 1936 comenzó a trabajar en los estudios Toho, primero como guionista y más tarde como ayudante del realizador Kajiro Yamamoto. Su debut como director tuvo lugar en plena Segunda Guerra Mundial, y desde entonces la crítica lo ha valorado como un gran autor por la cualidad formal y la profundida temático-existencial de sus obras. Sin renunciar a la tradición más arraigada de la cultura japonesa, Kurosawa ha sabido ser también el más universal de los cineastas asiáticos, lo que le ha convertido en un creador oriental clave en la historia de la cultura occidental del siglo XX.

Tras el Congreso Internacional sobre Guerra, Cine y Sociedad de 1992, ya iniciado el nuevo siglo, sin duda éste es el proyecto más ambicioso que el Centre d'Investigacions Film-Història realiza, un importante evento que se sumará a las celebraciones internacionales del centenario del nacimiento del maestro Akira Kurosawa.

Asimismo, el pasado día 23 -coincidiendo con el aniversario del gran artista nipón- presentamos en la Filmoteca de Catalunya el libro Akira Kurosawa. La mirada del samurái (Madrid: Ediciones JC, 2010), del que son autores Andrés Expósito, Carlos Giménez Soria y Jordi Puigdomènech, asesores de una exposición que reunirá 120 storyboards originales, dos vestuarios (kimonos de Ran) y 29 pósters de sus películas, venidos del Japón.

El 2 de abril de 2010, Televisió de Catalunya emitió en "Telenotícies migdia" un vídeo introducido por el locutor con el siguiente texto: "La Universitat de Barcelona ha engegat l'Any Kurosawa, en homenatge al cineasta japonès, ara que fa cent anys del seu naixement. La Universitat ha programat projeccions de les seves pel·lícules, conferències, exposicions i la presentació d'un llibre, en un homenatge que s'avança a tots els que es faran arreu del món".
Y en la festividad de Sant Jordi, Día del Libro, presentamos también en Madrid el Año Kurosawa y este libro, en la Filmoteca Española. En el histórico Cine Doré -repleto de público- se proyectó a continuación la obra maestra Los siete samuráis (1954), en versión completa.

lunes, marzo 08, 2010

UNOS OSCARS "POLÍTICAMENTE CORRECTOS"

Kathryn Bigelow es la primera mujer que recibe el Oscar a la Mejor dirección


El pasado domingo, 7 de marzo, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood concedió sus preciados galardones. Aquí va mi crónica y breve valoración crítica


Hasta la madrugada del lunes, los medios de comunicación españoles no dieron la relación completa de los Oscar 2009. Algunos adelantaron que nuestra estrella Penélope Cruz no había recibido la segunda estatuilla dorada; fue la rompedora Mo’Nique, por Precious, quien se llevó el premio a la Mejor actriz de reparto.

Sin duda, la gran triunfadora de esta 82 edición fue Kathryn Bigelow, la realizadora de En tierra hostil, quien se llevó nada menos que los seis más importantes Oscar: Mejor película, Mejor directora, Mejor guión original (Mark Boal), Mejor montaje (Bob Murawski y Chris Innis), Mejor sonido y Mejor edición de sonido.

La Bigelow derrotó a la taquillera película en 3D de John Cameron, Avatar, que sólo se obtuvo tres estatuillas técnicas: Mejor fotografía (Mauro Fiore), Mejor dirección artística (Rick Carter y Robert Stromberg) y Mejores efectos visuales.

La tercera en discordia fue el magistral film de animación, Up, que ganó dos Oscar: Mejor música original (Michael Giacchino) y Mejor película animada. También dos premios se llevó la independiente Precious, pues junto a la reveladora Mo’Nique, Geoffrey Fletcher recibió el galardón al Mejor guión adaptado.

Asimismo, otros dos premios obtuvo Corazón rebelde: Mejor canción original (“The Weary King”) y el más preciado al Mejor actor principal: Jeff Bridges –después de seis nominaciones sin éxito–, por su notable interpretación del cantante country Bad Blake; mientras la Mejor actriz protagonista recayó en la esbelta Sandra Bullock, por The Blind Side, que por fin se ha consolidado como star. El Oscar al Mejor actor secundario fue, indiscutiblemente, para Christoph Waltz, por su impresionante papel de coronel nazi en Malditos bastardos, de Tarantino.

Por último, la Mejor película de habla no inglesa fue para la argentina El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella. Merecido Oscar, que derrotó a las fílmicamente más acabadas, pero mucho más duras, La cinta blanca y Un profeta.

Pienso, como ya es habitual, que los miembros de la vieja Academia de la Meca del Cine han sabido conjugar la gran fiesta mundial del Séptimo Arte con lo “políticamente correcto”: los mejores galardones han sido para una película que evidencia la tragedia del Irak, la excelente En tierra hostil, de Kathryn Bigelow–aunque reconoce que sus “muchachos” son las víctimas–, evitando premiar a quien fuera su marido, John Cameron, que aplaudió el triunfo de su ex mujer. Y también a la gamberra película de Quentin Tarantino o la más testimonial Up in the air. Asimismo, galardonararon un documental sobre delfines en lugar de la denuncia a la guerra del Vietnam, sobre los célebres papeles secretos del Pentágono.

Hubo, por tanto, mucha brillantez y emotividad en la gala, y todos se irían a celebrarlo felices, al tiempo que las estrellas de Hollywood lucían en la alfombra roja sus mejores vestidos.

martes, febrero 16, 2010

GLOSA A LOS "GOYA"


Como miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España asistí a la entrega anual de premios. He aquí mi crónica.


Como en otras ediciones, fue invitado a la Gala de los “Goya”. Es una buena ocasión para saludar a los colegas y conectar con el denominado Mundo de la Farándula, que también es el mío como veterano crítico e historiador del Séptimo Arte.

Las actrices lucían sus mejores vestidos, aunque la fiesta fue aguada por la lluvia y el frío –al día siguiente nevaría en Madrid– y, también, por los manifestantes que se reunieron con pancartas frente al Palacio de Congresos, protestando contra la represión por las descargas de Internet y del sistema de subvenciones al cine español, aparte de un grupo de trabajadores de TVE que está en paro.

Con todo, la Gala conducida por Andreu Buenafuente fue brillante. Y los principales galardones se los llevó la comentada Celda 211 (véase reseña más abajo), pues el thriller carcelario de Daniel Monzón obtuvo ocho “Goyas”: Mejor película, director, guión adaptado, actor protagonista (Luis Tosar), actriz de reparto (Marta Etura), actor revelación (Alberto Ammann), montaje y sonido; mientras la otra candidata –la discutida Ágora de Alejandro Amenábar– recibió siete, la mayoría técnicos, entre ellos Mejor guión original que, en mi opinión, no merece (véase asimismo crítica).

Le siguieron en “Goyas”, El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella (Mejor película hispanoamericana y a la actriz revelación, Soledad Villamil), y con dos estatuillas, Yo, también –Mejor actriz principal, Lola Dueñas, que derrotó a la presente Penélope Cruz; y la canción original de Guille Milkway–; al tiempo que dos cineastas catalanes triunfaron en sendos galardones: Mar Coll, como Mejor dirección novel por Tres dies amb la família, y Edmon Roch, como Mejor largometraje documental por Garbo, el espía (véanse reseñas en este blog).

La sorpresa del fin de fiesta –hasta el cóctel que se nos brindó entrada la madrugada– fue la llegada de Pedro Almódovar para entregar el “Goya” más codiciado, quien se reconcilió con la Academia Española (ahora sólo falta ganarse a José Luis Garci) y tuvo palabras de afecto para el presidente Álex de la Iglesia, que pronunció a mitad de la Gala un discurso muy comedido y humilde sobre la cinematografía de nuestros amores (y dolores).

Si hay que hablar de un perdedor éste sería Fernando Trueba, que obtaba a nueve premios por El baile de la Victoria y no se llevó ninguno; mientras Los abrazos rotos de Almodóvar sólo alcanzó el “Goya” a la Mejor música original (Alberto Iglesias ya ha batido el récord de estatuillas: ocho). Por último, fue emocionante el Goya honorífico a Antonio Mercero, popular cineasta televisivo que hoy sufre Alzheimer.

No obstante, me gustaría añadir una cosa: se habla del 2009 como un año fabuloso para el cine español, por su gran aumento de la taquilla. Pero, a decir verdad, se debe al éxito de dos películas, Celda 211 y Ágora. Francamente, hasta que no sean media docena los filmes que centren la atención del público, no podremos cantar victoria.

jueves, febrero 04, 2010

"BULLYING", UNA NOTABLE PELÍCULA SOBRE EL ACOSO ESCOLAR


El pasado lunes, día 1 de febrero, se otorgaron los Premios “Gaudí” de la Acadèmia del Cinema Català. Los más importantes fueron para las películas ya comentadas en este blog: Tres dies amb la família, Garbo. El espía y Los condenados. Se quedó sin galardón otro importante filme catalán que voy a reseñar aquí: Bullying (2009), de Josecho San Mateo.


Barcelona, 2008. Un adolescente de 16 años, Jordi, que acaba de perder a su padre, se traslada con su joven madre a la Ciudad Condal, para comenzar una nueva vida. Su llegada a un instituto no es bien acogida por sus compañeros; especialmente por Nacho, que enseguida le tiene celos y empieza a asediarle. La madre, Julia, es enfermera e intenta superar el vacío con pastillas; mientras Jordi, para no preocuparla más, le oculta las humillaciones que sufre en el colegio, que pronto se transforman en un agobiante bullying. Él también lo niega ante los profesores y su enigmático vecino, con el que trabará amistad. Asimismo, conoce a una chica de su edad, Ania –inmigrante–, que también padece acoso escolar. Pero las circunstancias se precipitarán hasta llegar a la tragedia.

Se trata del nuevo largometraje del veterano Josecho San Mateo (Madrid, 1949), famoso ayudante de dirección de Bardem, Berlanga, Borau, Mario Camus, José Luis Cuerda, Angelino Fons, Garci, Manuel Gutiérrez Aragón, Pedro Lazaga, Pilar Miró, Gonzalo Suárez y Fernando Trueba, entre otros, que saltó a la realización personal con Percusión (1980). Sin embargo, no lograría el reconocimiento como autor hasta veinte años después, al dirigir Báilame el agua (2000), que lanzó a Pilar López de Ayala y Unax Ugalde. Ahora, tras diversos filmes menores y sus continuos trabajos para televisión, San Mateo nos ha sorprendido con una película lograda y de candente actualidad.

El prolífico Josecho San Mateo, que también es profesor –ha dictado numerosas conferencias e imparte cursos sobre Guión y Dirección en distintas universidades españolas: Complutense, Carlos III, Camilo José Cela, Valladolid–, acomete con voluntad pedagógica este importante filme comprometido.

Basado en un guión original del asimismo reconocido Ángel García Roldán (autor de El viaje de Carol), inspirado a su vez en hechos reales, San Mateo va más allá de la mera crónica de sucesos, para adentrar al espectador en el miedo cotidiano, el temor de la vida ordinaria. De ahí que manifestara al poco de concluir el rodaje: “Bullying me produce terror, es algo interior que llevamos todos dentro y que no sabemos cuando saldrá para apoderarse totalmente de nosotros. La cámara vivirá siempre en la mente de Jordi (...) que se enfrenta al miedo de vivir, no a un miedo de colegas malotes, de adultos posesivos, fracasos escolares o primeros amoríos. No, su miedo como el mío al encontrarnos con bullying es enfrentarnos a nosotros mismos. No a “fantasmas”, por otro lado tan fácilmente recurrentes en las historias que nos rodean. No, no, su miedo reside en su propia respiración, en tropezar en su cuarto vacío, en la pantalla de su ordenador, en su avanzar por el pasillo oscuro, en contemplar la ciudad desde una terraza o paseando por un parque, en una llamada telefónica o en un simple mensaje recibido en su móvil, en alguien que te abre la puerta para que pases delante... incluso en la felicidad que Ania, su primer amor, pueda enseñarle”.

En efecto, Bullying trata de una grave problemática contemporánea –el 39 por ciento de los escolares sufren acoso en la Unión Europea y el 25 % en nuestro país, se dice en off al final del filme–, pero con el estilo de una película de terror. Se nota que el realizador domina el oficio y que ha trabajado en todos los géneros. Por eso, su crónica testimonial está narrada con buen pulso cinematográfico, con la profesionalidad de alguien que sabe hacer cine de veras, al tiempo que consigue involucrar al espectador en el dramático relato. Él mismo definiría su película como “impactante, llena de emociones, necesaria y un puñetazo al corazón”.

Francamente, me impactó la película, pues resulta convincente el discurso de Josecho San Mateo. Y también la crítica a las instituciones educativas. Incluso –aunque las comparaciones sean odiosas– me ha gustado aún más que la análoga Cobardes (2008), de José Corbacho y Juan Cruz; ya que en esta cinta precedente se opta por la comedia, mientras San Mateo se aproxima al thriller, que es lo que conviene mejor a la trama.

Con motivo de la presentación su película en el 12 Festival de Cine Español de Málaga, el crítico valenciano Joe Marlango estuvo acertado en una valoración que suscribo: “El problema del acoso escolar es una realidad cada vez más común e igualmente grave como otros problemas que han generado más concienciación en la sociedad actual. Sólo ya por eso el impacto que esta película causa en el público es importante. Bullying además es una notable película. Este drama nunca pretende quedarse en medias tintas, con lo que cae en un extremo del fenómeno que plasma de forma apresurada, como si fuese una caída libre hacia el infierno en sólo media hora. Pero como en una de las mejores películas de terror, el miedo y la angustia son constantes hasta el punto de sufrirlos el propio espectador. Esa gran incomodidad que genera es la prueba que la película transmite intensamente las emociones de su personaje principal y su situación, consiguiendo con creces su objetivo. El filme cuenta además con dos actuaciones de gran verosimilitud y calidad, pero Joan Carles Suau en el papel de acosador es impresionante. El director Josecho San Mateo, a pesar de darle a la cinta un aire de documental, crea varias escenas dotadas de una gran estética. A pesar de la dirección y actuaciones, Bullying dista mucho de ser una obra maestra en varios aspectos, pero genera el pavor de un acosado de una forma maravillosamente escalofriante y sin concesiones”.

Resulta espléndida interpretación de todo el reparto, con enorme naturalidad en el trabajo de los adolescentes –quiero destacar primordialmente al sufrido protagonista, el debutante Albert Carbó, que cursa Arte Dramático en el Institut del Teatre de Barcelona– y brillante la utilización del marco urbano de la capital catalana, así como la diversidad y el entendimiento lingüístico que se muestra.

No obstante, el público no ha respondido favorablemente ante un filme (éramos dos personas en una sesión de tarde) que puede servir para concienciar a padres y pedagogos; a la sociedad española, en una palabra.

miércoles, enero 27, 2010

ADIÓS A ÉRIC ROHMER, EL CEREBRO GRIS DE LA "NOUVELLE VAGUE"

El pasado 11 de enero falleció en París, cuando iba a cumplir 90 años, uno de los grandes maestros del cine europeo. He aquí mi breve semblanza crítica



Éric Rohmer fue un gran cineasta contracorriente. Estaba reconocido como uno de los autores más insólitos del cine contemporáneo. Nacido en Nancy (1920), fue el “ideólogo” de la Nouvelle Vague; como me comentó personalmente el pionero François Truffaut, el “cerebro gris” de la Nueva Ola gala. Doctor en Letras, se dio a conocer como crítico en La Revue du cinéma, Les Temps Modernes, Arts y fue redactor-jefe de la famosa Cahiers du Cinéma desde 1957 a 1963.

Discípulo de André Bazin y de formación católica como su maestro, sus artículos teóricos fueron muy celebrados y algunos de ellos ya figuran en la antología de la crítica especializada mundial. Entre los trabajos más recordados y polémicos, destaca su ensayo sobre Alfred Hitchcock escrito con Claude Chabrol (1957). Profesor universitario, publicó su tesis doctoral sobre L’Organisation de l’espace dans le “Faust” de F. W. Murnau (1977). Asimismo, ha sido director escénico, autor de la pieza teatral Trío en Mi Bemol (1991) y guionista de todas sus películas.

Rohmer era, ante todo, un escritor fílmico, de imágenes en movimiento: “Quería escribir y no encontré mi estilo. Por ello me he expresado con una cámara”, dijo. Tanto es así que en esos primeros años realiza numerosos cortos en 16 y 35 mm, algunos formando parte de series televisivas, y el largometraje comercial Le signe du lion, producido por su colega Chabrol, filmes que le destacarían como autor y preludian la Nueva Ola francesa.

Sin embargo, su verdadera fama internacional como creador cinematográfico llegaría con la realización de un singular proyecto: sus “seis cuentos morales”, original intento de recrear el espíritu de los moralistas galos del siglo XIX, pero con total libertad estético-expresiva. En todos estos contes moraux hay un mismo tipo de hombre, en la misma situación. Enamorado, prometido, casado, se deja seducir, pero, en el último momento, se niega. Así, los dos primeros –el corto Le boulangère de Monceau (1962) y el mediometraje La carrière de Suzanne– evidenciaron una compleja dialéctica y un estilo muy personal que, con todo, denotaba cierta influencia de Robert Bresson. Después realizaría la amoral La coleccionista (1966), donde sus personajes correspondían a seres reales, los cuales eran “seres cinematográficos” que, incluso, colaboraron en la redacción del guión. En el siguiente “cuento moral”, el célebre Ma nuit chez Maud (1969), consolidó su estilo, cuya escritura en imágenes provocaría una polémica teórica con Pier Paolo Pasolini acerca del lenguaje: cine-poesía contra cine-verdad.

La estética de Éric Rohmer es poética, muy explícita y enormemente sencilla, desnuda y rica en matices. La simplicidad de sus originales relatos descansan en una construcción rigurosa sobre cierta unidad de lugar, aunque sin salirse de la realidad para él cotidiana, como manifestaría: “Estoy muy apegado a la verdad del detalle, al realismo del comportamiento”. Preocupado, pues, por captar la vida corriente con espontaneidad pero sin demasiada improvisación, se servía de actores jóvenes (de teatro) desconocidos, para aportar mayor frescura. Con una postura muy intelectual, su obra se presenta casi sin concesiones, ausente de tópicos y efectismos y con unos diálogos austeros –desprovistos de fondo musical– que convienen en un singular ascetismo creador.

Defensor de la libertad interior de sus personajes, afirmaba que tales “no son puros seres estéticos; poseen una realidad moral que interesa tanto como la realidad física”. De ahí su empeño por ir más allá de las apariencias. “Me gusta –dijo también– que el hombre sea libre y responsable. En la mayoría de los filmes es prisionero de las circunstancias, de la sociedad. No se le ve en el ejercicio de su libertad”. Pero dentro de esta valiosa actitud, se echa de menos un hálito de espiritualidad: los “héroes” cotidianos de Rohmer apenas trascienden el nivel humano, luchan contra las modas reinantes, pero difícilmente aportan valores perennes. Por otra parte, las ideas y posturas íntimas de sus personajes quedan un tanto en tela de juicio: no son alabadas ni criticadas, sino meramente expuestas, como se aprecia en Le genou de Claire (1970) y L’amour l’après-midi (1972), los filmes que cerraron esa primera serie.

Sus famosos “cuentos morales” (1962-1972), tras un paréntesis en que realizó su magistrales La marquise d’O y Perceval le Gallois, fueron continuados con una nueva serie titulada “Comedias y proverbios” (1980-1987), centrada en la figura femenina joven de la Francia contemporánea. Está compuesta por otros seis títulos: La mujer del aviador, La buena boda, Pauline en la playa, Las noches de luna llena, El rayo verde y El amigo de mi amiga, donde depuraría su estilo, pero incurriendo en un exhibicionismo erótico y amoralidad mayores. Estos y aquellos serían narrados a modo de fábulas fílmico-literarias más adecuadas para iniciados. Pero mientras los six contes moraux resultaron un tanto ambiguos en su moraleja y estaban rodeados de un hálito de misterio que el realizador galo no quería desvelar, sus comédies et proverbes planteaban cuestiones sobre la sustitución de una moral por un sistema de normas sociales, y parecía aceptar la modernidad sin apenas referencias éticas y religiosas.

A finales del siglo XX, este gran cineasta con vocación de etnólogo iniciaría su última serie como autor: “Cuentos de las cuatro estaciones” (1989-1998): Cuento de primavera, Cuento de invierno, Cuento de verano y Cuento de otoño, donde vuelve a demostrar su maestría creadora y apunta cierta búsqueda religioso-espiritual (desde Platón a Pascal, otra vez). Obviamente, en todas sus películas se aprecia un agudo retrato de ciertas mentalidades pequeñoburguesas y de jóvenes intelectuales franceses contemporáneos. Cerró su carrera con tres películas minimalistas: La inglesa y el Duque (2001), visión revisionista de la Revolución Francesa, Triple agente (2004), ambientada en los años del Frente Popular, y El romance de Astrea y Celadón (2006), que comentamos más abajo con motivo del estreno en España.

Por eso su importante obra, como testimonio histórico que también es –se estuviera o no de acuerdo con su fondo–, despertaría no sólo admiración, sino casi tantos detractores como seguidores. Sin duda, entre estos últimos me encuentro. Porque Éric Rohmer, guste o no su cine, ha sido un maestro del Séptimo Arte.

miércoles, enero 20, 2010

"LOS CONDENADOS" Y "PETIT INDI", DOS NUEVAS PELÍCULAS CATALANAS DE VANGUARDIA


Sendos filmes de cineastas autóctonos son candidatos al Premio “Gaudí”
de la Academia del Cinema Català. Los comentamos a continuación

LOS CONDENADOS, de Isaki Lacuesta

Martín, un antiguo militante latinoamericano –que lleva más de treinta años exiliado en España– recibe la llamada de su ex camarada Raúl, quien le pide ayuda para localizar los restos de Ezequiel, un compañero de lucha armada, asesinado en la selva tras una refriega con los militares. En esa excavación clandestina, se reunirán Andrea, la viuda del desaparecido, su anciana madre y otra compañera de cautiverio, con su hijo. Sólo una persona se ha negado a acompañarles en la búsqueda: Silvia, la hija de Ezequiel y Andrea.

Primera incursión en el cine argumental del vanguardista Isaki Lacuesta (Girona, 1975), ya reconocido por sus películas de no ficción Cravan vs. Cravan (2002) y La leyenda del tiempo (2006). Lacuesta es, ante todo, un documentalista, que ensaya con el arte cinematográfico desde ese híbrido que se ha transformado últimamente el género. Ahora, en pleno auge de la Memoria Histórica y de la recuperación de las fosas comunes de ejecutados por ideas políticas, Isaki Lacuesta acomete una reflexión crítica sobre la legitimidad de la violencia, las contradicciones de la lucha armada, los problemas morales de conciencia y las heridas incurables del pasado.

Rodado en la selva peruana, la acción se enclava en un país innominado –aunque se deduce que es Argentina bajo la Dictadura militar–, y la voluntad de expresión de su autor posee cierto carácter universal (también se menciona a ETA). Dejemos, no obstante, que hable el propio realizador, también sobre la génesis del filme y su singular puesta en escena: “El origen es un documental que rodé mientras participaba en una excavación de la Guerra Civil española. Pero finalmente me pareció que la ficción era la forma más adecuada para la historia que quería explicar, que en el fondo es un relato moral. De todas maneras, también incorpora elementos documentales: la relación con los actores estaba muy abierta a improvisaciones, de la misma manera que el rodaje estaba condicionado a los cambios del clima. Quería hablar de temas universales. La elección de Latinoamérica vino porque el proyecto comenzó a tomar forma en Argentina y por intereses dramáticos. Pero temía que contextualizar la historia en un lugar concreto hiciera pensar a la gente que se trataba de una historia sobre aquel país, y yo no quería hablar de la memoria histórica sino de cómo el presente puede condicionar el futuro. La película comienza de forma más explícita y cada vez va mostrando más agujeros que ha de llenar el espectador. Quizás confío demasiado en un espectador activo y participativo”.

Ciertamente, el filme –premiado por la Crítica en el Festival de San Sebastián 2009– no acaba de funcionar entre el público (cuatro espectadores fuimos en una sesión de noche, en la sala donde se exhibe en Barcelona), acaso por su dosis de ambigüedad en el desenlace del relato y, si me apuran, por ese tono cinéfilo que tiene Los condenados, con claras influencias de Joseph Conrad (El corazón en la tinieblas) y al cine de Sam Peckinpah (Duelo en la Alta Sierra). De ahí que el híbrido de Isaki Lacuesta tenga asimismo el estilo de un western crepuscular y no tanto el aire del género político que el espectador pueda esperar.

Por otra parte, el paisaje es también coprotagonista del filme; pues, como dice el mismo director, “me gustaba mucho la idea de que los personajes fueran siendo devorados por el paisaje. También quería reflejar como, mientras tienen lugar las tragedias personales, la naturaleza sigue creciendo a su alrededor”. (Las reveladoras declaraciones de Isaki Lacuesta proceden de la entrevista realizada por Xavier Roca, en Avui, 20 de noviembre de 2009, p. 48).

Con planos-secuencia francamente logrados –de manera especial, la escena de siete minutos que, a modo de monólogo, interpreta Bárbara Lennie–, junto a otros más obtusos o frívolos –como la relación entre los jóvenes arqueólogos (aunque reproducen un ambiente bastante habitual en las excavaciones)–, Los condenados obliga a la reflexión del espectador intelectual. De ahí que el crítico del referido diario catalán, Carlos Losilla –asimismo profesor de la Universitat Pompeu Fabra, de cuyo Máster de Cine Documental ha salido este filme (como antaño En construcción, de José Luis Guerín, y el comentado El cielo gira, de Mercedes Álvarez)– fuera más allá de una primera lectura contextual: “La atmósfera claustrofóbica de unas excavaciones donde un grupo de antiguos guerrilleros y unos cuantos jóvenes intentan encontrar el cuerpo de un compañero asesinado hace años, sirve a Lacuesta para reflexionar sobre la lucha armada y llegar a conclusiones nada tranquilizadoras. Aun así, no obstante, el retrato de este mundo cerrado le permite hacerlo tornar en una forma de abstracción en el tiempo y en el espacio –sólo sabemos que estamos en algún lugar de Latinoamérica– que habla más de los mitos que de la realidad, de las fantasías del imaginario humano que de su comportamiento. De ahí la grandeza de Los condenados, retrato de una ausencia y un fantasma, pero también de la vida que continúa... “(Carlos Losilla, “La vida sempre mana”, en Avui, 20 de noviembre de 2009; la traducción del catalán es mía).

Obviamente, no todos harán esa segunda lectura de un filme que, con todo, posee fuerza dramática, con imágenes tan elegantes como en su mayoría sobrias, plenas de emoción y con miradas –también de la cámara– muy expresivas; y que pretende responder, según Isaki Lacuesta, a la cuestión de “cómo alguien se decide a matar a otra persona para defender sus ideales, y cómo las buenas intenciones y las mejores creencias casi siempre comportan dolor”. El discurso del personaje de Silvia es una clara muestra de ello.

Por último, Los condenados denota la categoría catalán de este joven cineasta gerundense, que forma parte de una nueva generación de realizadores de Girona (Edmon Roch -véase reseña de Garbo. El espía, más abajo, también nominada para el premio "Gaudí"-, Albert Serra, Pere Vilà), que dará qué hablar en el cine español de nuestros días.

PETIT INDI, de Marc Recha

Arnau es un adolescente, que deambula por el extrarradio de Barcelona. Su madre está en la célebre cárcel de mujeres de Vad-Ras, esperando un juicio. Mientras, él trabaja en una fábrica y vive con su hermana, dedicando el tiempo libre a adiestrar pájaros cantores: pinzones, verderones, pardillos... aunque con un jilguero gana concursos. Un día, cuando iba a pagar el alquiler pendiente de la humilde casa familiar, le roban el dinero en el canódromo, donde asiste a las carreras de galgos con su tío. Así se verá obligado a vender su jilguero cantor. Pero al encontrar destrozadas las jaulas en su chamizo de la vega del Besòs, continuará a la deriva.

Nuevo film-ensayo del vanguardista Marc Recha (L’Hospitalet de Llobregat, 1970). Este innovador cineasta catalán ha vuelto a sorprender con otra película minoritaria, con la cual indaga de nuevo sobre las relaciones entre el mundo urbano y el rural. Si ayer nos deparó obras análogas como El árbol de las cerezas (1998), Pau y su hermano (2001) o Las manos vacías (2003), ahora insiste en este tema con el tono austero y experimental que le caracteriza como autor.

Además, sitúa la acción en el hoy desaparecido barrio barcelonés de Vallbona, que estaba en plena transformación cuando comenzó a escribir el guión (2004). Cuatro años más tarde, el equipo inició el rodaje y ese espacio ya había cambiado por las obras del AVE, con la construcción de puentes y nuevos edificios, al tiempo que tampoco existían los característicos huertos de esa zona. Así, los realizadores se vieron obligados a adaptar el guión a la nueva realidad del paisaje. Un lugar que estaba condenado a desaparecer, un paraje lleno de lirismo y nostalgia, que evoca la fea expansión urbanística en detrimento del bello escenario natural. El mismo director se pronunciaría en estos términos: “No buscábamos el feísmo porque queríamos hacer una película luminosa y fresca, y, dado el tema del que hablamos, recrearse en el desorden habría dado una película muy gris, de esas que la gente sale pensando qué depresión”.

Por eso superó la tentación de inclinarse por la gravedad, e hizo “lo contrario de lo que la gente espera de mí”. El periodista Pedro Vallín interpretaría así su voluntad de expresión: “Como contrapeso a la melancolía por un mundo que desaparece, Petit indi se pertrecha en dos argumentos: lo que desaparece no es un espacio natural, ni siquiera rural, sino un híbrido extraño, creado por la inflación urbana, de huertos y cables de alta tensión, donde el cauce del río es tan artificial como los rascacielos, al fondo, de Diagonal Mar, o las torres de la central térmica de Sant Adrià de Besòs. Por otro lado, al tiempo que las grandes infraestructuras hacen desaparecer este pozo de paisaje degradado y olvidable –y por eso mismo extraño y magnético– también rueda Marc Recha la desaparición del canódromo –de hecho acababa de cerrar y “hubo que reabrirlo para la película”–, que no es un avance en la depredación, sino justo lo contrario, el triunfo del pensamiento misericordioso con el medio ambiente, y por ende, con los derechos de los animales”. (“Recha y los no lugares”, en La Vanguardia, 30 de octubre de 2009, p. 41).

Petit indi es, pues, una fábula sobre la pérdida de la inocencia, acerca de un paraíso perdido que nunca existió y la pretendida humanización de un territorio. A modo de cuento moral –aunque de difícil intelección para el público no iniciado en el cine de este autor– Marc Recha ha sabido crear espacios, físicos y humanos, para ofrecerlos poética y emocionalmente al acaso sorprendido espectador.

Por otro lado, ha logrado sacar partido a un reparto de excepción: desde la veterana Eulàlia Ramon a los galanes Sergi López y Eduardo Noriega –ambos se han prestado a colaborar con el realizador catalán–, que secundan la notable interpretación del debutante Marc Soto... todos encarnan sus personajes con gran naturalidad. Asimismo, la intensa banda sonora –llena de silencios y ruidos naturales– queda enriquecida por la música del hermano del director, Pau Recha; al igual que la cuidada planificación –con insertos de pies y calzados, grandes primeros planos, bellos o misérrimos encuadres–, que dan significación y entidad artística a esta obra.

Cineasta singular, Marc Recha es un autor contracorriente, que ha sido comparado por su austeridad estilística con el maestro Robert Bresson. Dejemos que sintetice su universo creador el crítico Jordi Batlle Caminal: “Ya hemos viajado al planeta Recha las veces suficientes para tener claro su ecosistema: un cine de gran rigor formal, sereno y poético, más atento al gesto que a la palabra, sin ataduras genéricas (él mismo es ya en sí un género) y sistemáticamente integrado, o diluido, en la naturaleza; como Godard o Portabella, Recha es de esa raza de cineastas que sabe filmar un árbol, algo que a primera vista parece fácil, pero no lo es”. (“Planeta Recha”, en La Vanguardia, 30 de octubre de 2009).Hace unos años me tocó presentarle en la Universidad, pues un grupo de alumnos de la UB le dedicó un ciclo especializado. A mi lado, por la valoración que hacía de su persona y obra (cfr. síntesis, en La Pantalla Popular. El cine español durante el Gobierno de la derecha. Madrid: Akal, 2005, pp. 183-184), me miraba sorprendido este joven cineasta barcelonés. Pero hoy ha sido reconocido por la Acadèmia del Cinema Català, que también le ha nominado por su osadía fílmica.