martes, febrero 01, 2011

"VIVIR PARA SIEMPRE", PREMIO DEL CEC AL MEJOR GUIÓN ADAPTADO


La última película de Gustavo Ron acaba de ser premiada por el Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC), de Madrid, al Mejor Guión adaptado.
Un mes antes había recibido el Premio Cinematográfico "Familia" 2010.
He aquí mi reseña crítica

Sam es un niño de doce años, que vive con sus padres y hermana pequeña, en Newcastle (Gran Bretaña). Enfermo de leucemia, los médicos le han vaticinado un año de vida. Consciente de su próxima muerte, afrontará esos últimos meses con la conciencia muy lúcida, al tiempo que se pregunta por qué tiene que morir tan joven. A tal fin, escribe un diario, filma vídeos sobre vivencias cotidianas y quiere ver cumplidos unos cuantos sueños. Le acompañarán en el deceso no sólo la sufrida familia, sino su amigo Félix –otro chico enfermo de cáncer, que conoce en el hospital y fallece poco antes– y la joven enfermera que le atiende en su domicilio.

Aunque el filme está ambientado en el norte de Inglaterra, toca un tema universal que nos afecta a todos. El cine español del período anterior ya lo trató en Planta 5ª (Antonio Mercero, 2003), pero con otro tono. Gustavo Ron, en su segundo largometraje (véase reseña de su excelente ópera prima, Mía Sarah, más abajo) ha avanzado mucho desde el año 2006, cuando debutó en el cine comercial. El aire de esta nueva película es indie, posee además una estética vanguardista y el atrevimiento de haberla realizado en inglés y con actores británicos, muy dirigida también al mercado internacional. De ahí el relativo éxito que lamentablemente ha tenido en España, aunque se ha vendido a todos los países de Latinoamérica y parte de Europa.

Así, sin abandonar ese toque de “realismo mágico” y surrealista que ya le caracteriza como autor, ni tampoco el estilo Capra que algunos críticos comentaron en su día (pienso ahora en la magistral ¡Qué bello es vivir!), Ron ha adaptado una novela de Sally Nichols –titulada en castellano Esto no es justo– de forma muy original, con dibujos, esquemas, anotaciones al margen, bocadillos escritos sobre el plano en pantalla y animación en un teatrillo digital. Veamos, con todo, su voluntad de expresión: "La película no va de la muerte, sino sobre la vida, de cómo aprovechar cada minuto. Si te quedan tres meses, son tres meses, pero los conviertes en algo maravilloso. Lo que te queda del libro, y espero que también de la película, es que va sobre aprender a vivir. Es el recorrido que tienen que hacer unos padres que saben que el hijo va a morir y el recorrido que debe hacer un niño que sabe que nunca va a ser adolescente. Yo estaba obsesionado con que la película no iba sobre la muerte, y quería que todo el equipo tuviera claro que el mensaje de fondo era cómo cumplir tus sueños. Por eso recopilé una serie de frases que se han dicho a lo largo de la historia sobre este tema, para que se viera que siempre ha estado presente. Vivir para siempre te habla de temas duros, claros, y que van directos a lo que todos somos.

En efecto, este planteamiento me ha recordado una célebre frase de El Gatopardo (Luchino Visconti, 1963), obra maestra que cada año proyecto en clase para explicar el Risorgimento italiano en la Universidad. Dice Don Fabrizio, el príncipe di Salina (Burt Lancaster) ante su sobrino Tandredi (Alain Delon) y la bella Angelica (Claudia Cardinale): “Los jóvenes nunca pensáis en la muerte; siempre se mueren los demás, es algo que les ocurre a los otros”.

Sin intelectualizar su obra, Gustavo Ron logra un relato intimista, muy real, nada dramático, incluso con sentido del humor, pero que emociona al espectador. Y evita la prédica fácil sobre el Más Allá; pues será el público agudo quien deducirá el sentido trascendente que posee su filme. Aun así, vi derramar lágrimas en la noche de estreno, pero la gente salía contenta de la sala.

Un crítico tan exigente como Jerónimo José Martín fue uno de los colegas que mejor trató tan atrevida y “comprometida” película; mientras otros colegas españoles la minusvaloraron o subestimaron injustamente. He aquí los últimos párrafos de su reseña:

"Como en Mía Sarah, destacan la música (César Benito), el montaje (Juan Sánchez), la fotografía (Miguel P. Gilaberte) y las interpretaciones, especialmente las de los jovencísimos Robbie Kay y Alex Etel, que a pesar del estirón que ha dado conserva la inocencia y el carisma que mostró en el papel protagonista de Millones. Por su parte, la hipnótica puesta en escena permite el salto fluido de la comedia más hilarante al drama contenido, y de éste a la tragedia, con momentos de enorme emotividad. Algunos quizá encuentren la película demasiado sentimental, pero otros agradecerán que ponga toda su carne en el asador cuando quiere hacer reír o llorar. Además, Vivir para siempre nunca se queda en los sentimientos: desarrolla una profunda reflexión, de clara inspiración cristiana, sobre el sentido de la vida, la muerte y el sufrimiento, así como una reivindicación de la alegría de vivir –en las antípodas del hedonismo materialista dominante– y una exaltación de la familia como núcleo de solidaridad. En este sentido, cabe destacar el arco dramático del personaje del padre, desde su incómoda pasividad inicial hasta el conmovedor desenlace". (Aceprensa, 6 de octubre de 2010).

Por eso, el Jurado de la Asociación Española CinemaNet le otorgó por unanimidad –ex aequo con el documental catalán María y yo (véase también reseña)– el Premio Cinematográfico “Familia” 2010, en su XV edición, por sus valores humanos, familiares y sociales. Y un mes más tarde, el Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC, Madrid) le ha concedido el premio al Mejor Guión adaptado. Esperamos tu próxima película, Gustavo Ron.

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